Cuando pasea por los caminos que rodean la localidad de Lunsar, los vecinos de la zona se acercan a saludarla con el mayor de los afectos. Todos la conocen y la admiran. No se amedrenta ante nada. Su fuerza es arrolladora, quizá porque su optimismo es sobrenatural. Se llama Elisa Padilla, nació en México hace 47 años y es la superiora de las misioneras clarisas en Sierra Leona. África es hoy su tierra: ella no se quiere marchar y su pueblo no se la imagina en otro sitio.
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