Alberto Nahum García Martínez, Yago González
El cineasta Theo van Gogh se zafaba en cuanto podía de la escolta policial que le habían asignado meses atrás. El martes 2 de noviembre de 2004 fue uno de esos días en que decidió eludir a sus guardianes. Cogió su bicicleta y puso rumbo a su trabajo en el este de Amsterdam. Mohammed Bouyeri, un marroquí de origen holandés de 26 años y miembro de una organización islamista radical, salió a su encuentro en plena calle y le disparó. El director, conocido por su vehemencia y su carácter enérgico, se resistía a morir; Bouyeri le remató pegándole veinte tiros, asestándole varias puñaladas y rebanándole el cuello. La guinda del crimen: una carta clavada en el pecho del cadáver con un cuchillo, firmada "en nombre de Alá" y sembrada de amenazas a los gobiernos occidentales, a los judíos y a los no creyentes.
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