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Hacia una nueva comprensión de los bosques y el agua

  • Autores: I. Calder, T. Hofer, S. Vermont, Patrizio Warren
  • Localización: Unasylva: revista internacional de silvicultura e industrias forestales, ISSN 0251-1584, Vol. 58, Nº. 229, 2007 (Ejemplar dedicado a: Los bosques y el agua), págs. 3-10
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • En muchas regiones del mundo, los usos abusivos y erróneos y la contaminación amenazan cada vez más la disponibilidad y la calidad del agua; y se considera con frecuencia que los bosques influyen fuertemente en ambas. Además, el cambio climático altera la función reguladora de los flujos de agua ejercida por los bosques y condiciona la disponibilidad de los recursos hídricos (Bergkamp, Orlando y Burton, 2003). La relación entre los bosques y el agua es, por consiguiente, un asunto crítico que debe ser objeto de atención prioritaria.

      Tanto en las zonas de aguas arriba como en las de aguas abajo, las cuencas hidrográficas forestales proporcionan una gran parte del agua que se destina a usos domésticos, agrícolas, industriales y ecológicos. Los encargados de la ordenación de tierras, bosques y aguas deben hacer frente al importante desafío de incrementar al máximo la amplia gama de servicios plurisectoriales brindados por los bosques sin menoscabar las funciones de los recursos hídricos y del ecosistema. Es pues urgente llegar a una comprensión más cabal de las interacciones entre los bosques y árboles y el agua a fin de estimular la toma de conciencia y la creación de capacidad en materia de hidrología forestal, y traducir los conocimientos y los resultados de las investigaciones en las políticas. De forma análoga, es menester desarrollar mecanismos institucionales para el refuerzo de acciones concertadas en el ámbito de los bosques y el agua, e implementar y poner en vigor los programas de acción nacionales y regionales.

      Las políticas forestales e hídricas solían basarse en el pasado en el supuesto de que, cualesquiera fuesen las circunstancias hidrológicas y ecológicas, los bosques eran el mejor tipo de cubierta vegetal para maximizar el rendimiento hídrico, regular los flujos estacionales y asegurar un agua de elevada calidad. Se desprendía de tal supuesto que la conservación (o extensión) de la cubierta forestal en las cuencas aguas arriba era la medida más eficaz para aumentar la disponibilidad de agua para usos agrícolas, industriales y domésticos, así como para impedir las inundaciones en las zonas aguas abajo.

      La investigación hidrológica (resumida por Bruijnzeel, 2004; Calder, 2005, 2007; Van Dijk y Keenan, 2007) realizada en los decenios de 1980 y 1990 arroja al respecto una imagen asaz diversa. Si bien la importante función de la cubierta forestal aguas arriba en la entrega de un agua de alta calidad quedaba confirmada, las generalizaciones tempranas acerca de los beneficios de la cubierta forestal aguas arriba respecto a los flujos anuales y estacionales aguas abajo se revelaron por lo general erróneas y engañosas. Los estudios han mostrado en cambio que, especialmente en los ecosistemas áridos o semiáridos, los bosques no constituyen la mejor cubierta vegetal capaz de aumentar el rendimiento hídrico aguas abajo. Es más, existen pruebas incontrovertibles de que, en los ecosistemas tropicales, la función protectora aguas arriba de la cubierta vegetal contra inundaciones que ocurren aguas abajo ha sido a menudo sobrevalorada: esto se comprueba especialmente en relación con los principales fenómenos que afectan a las mayores cuencas hidrográficas o fluviales (FAO y CIFOR, 2005).

      El Año Internacional del Agua Dulce 2003 y el tercer Foro Mundial del Agua (Kyoto, Japón, 2003) contribuyeron a incorporar a las políticas la comprensión de las interacciones biofísicas entre los bosques y el agua. La Reunión internacional de expertos sobre los bosques y el agua, celebrada en Shiga (Japón) en noviembre de 2002, en la que se prepararon estos actos, puso de relieve que era necesario adoptar una apreciación más holística de la interacción entre el agua, los bosques, otras formas de aprovechamiento de la tierra y los factores socioeconómicos que entran en juego en los complejos ecosistemas de cuenca. La Declaración de Shiga se ha convertido, en los últimos cinco años, en una referencia primordial para el diseño de una nueva generación de políticas forestales y de aguas (véase el artículo de Zingari y Achouri en este número de Unasylva).

      En el presente artículo se resumen los conocimientos actuales sobre la interacción entre los bosques y el agua en los ecosistemas de cuenca, y se presentan algunos problemas fundamentales que han surgido, a lo largo de los años, en los debates de hidrólogos forestales, otros expertos del sector hídrico y encargados del diseño de políticas desde la Declaración de Shiga y la celebración del tercer Foro Mundial del Agua y el Año Internacional del Agua Dulce.


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