Como en cualquier terapia médica, el tratamiento implantológico también puede ir acompañado de fracasos. Incluso cuando la cuota de fracasos no supera el 5 al 10% en un período de ID años, las complicaciones graves y las pérdidas de implantes pueden conllevar lesiones considerables de estructuras anatómicas y un coste económico muy elevado. En este artículo se describen ejemplos de casos clínicos especialmente negativos, que en parte eran previsibles y se podrían haber evitado.
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