La concesión del 3.º grado penitenciario al recluso conocido como el asesino del rol, que se halla condenado a 42 años, le va a permitir, desde ahora, hacer un régimen de vida de semilibertad. Esta decisión vuelve a estar, como otras muchas de las que se toman en sede de ejecución penal, envuelta en una gran polémica, debido a la alarma social que estos hechos delictivos generaron en su día. El autor de este artículo se ha querido sumar a dicha polémica introduciendo en este debate algunas reflexiones sobre el fenómeno de mutación que sufre el delincuente de trasgresor a víctima cuando pasa del sistema penal al penitenciario.
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