Me di una vuelta por el viejo Barbastro: calles estrechas y casas muy viejas, ventanas abiertas y resquebrajadas, gatos en los cuartos vacíos, frío y tinieblas rencorosas, almacenes del diablo. Vieja ciudad, viejas calles donde el sol juega con todos nosotros, nos ilumina y nos apaga a su capricho.
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