La incorporación de Macedonia, Tracia y las provincias nordorientales de Bulgaria al Imperio Bizantino dieron origen a un proceso de bizantinización forzosa de estas regiones entre 1015-1186. Durante este período la resistencia al gobierno de los griegos (en el orden político, eclesiástico y económico) estuvo fundamentalmente en manos de los herejes, en especial bogomilos y paulicianos. Este artículo examina los rasgos relevantes de este movimiento en los Balcanes y su repercusión en Bizancio.
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