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Resumen de La agitada vida de Torres Escartín

Mariano Pujalá

  • La existencia de Rafael Liberato Torres Escartín, «un sentimental rayando en lo infantil1», un hombre que en la mayoría de fotografías que de él conocemos aparece encadenado, que pasó prácticamente la mitad de su vida entre cárceles y manicomios, y que murió fusilado por las tropas de Franco, comenzó en la casa cuartel de la Guardia Civil de Bailo (Huesca), el 20 de diciembre de 1901.

    Su padre, Pedro Torres Marco, allí destinado, era natural de Bolea, y su madre, Orencia Escartín Villacampa, de Biescas. Un hermano de Torres Escartín, Benito, fue encausado con motivo de la huelga que en 1932 paralizó las fábricas de Sabiñánigo en demanda de mejores condiciones laborales. Las acusaciones contra él y nueve trabajadores más fueron por los delitos de incendio, explosión y tenencia ilegal de armas y explosivos, con petición fiscal de una pena de 34 años de cárcel para cada uno. Defendidos por el famoso abogado Eduardo Barriobero, salieron en libertad. Otro hermano, Fidel, que residía con sus padres en Ayerbe fue fusilado en Huesca el 23 de agosto de 1936; bastó que tuviera los mismos apellidos que el conocido militante anarquista para ser condenado por los militarres sublevados.

    En cuanto a Rafael, marchó a estudiar a Huesca, donde Ramón Acín lo inició en los principios del anarquismo2. Pronto abandonó los libros para trabajar como pastelero; atraído por el agitado ambiente social de Zaragoza, se desplaza a la capital, donde ya en 1919 milita en el Sindicato de la Alimentación y sigue con su oficio en casa Zorraquino y otras pastelerías de la ciudad. No descuida Rafael su formación libertaria ni la propaganda activa, como muestra el siguiente testimonio, que a pesar de la ausencia de referencias cronológicas, hay que situar en esta época: «Máximo empezó a leer los grandes pensadores franceses, rusos y otros. El primero fue Los Miserables de Víctor Hugo, que le prestó el conocido militante Escartín, éste que conocía a su tutor y a la demás familia, toda de derechas fanáticas le dijo:

    -¿No serás tú como tu familia? Máximo le contestó: Jamás -¡Pues toma, lee!. Y le dio a leer Los Miserables3».

    Las actividades de los militantes zaragozanos se basaban en acciones llevadas a cabo en el seno de "grupos de afinidad", dos de los cuales "Voluntad" y "Los Justicieros", que reunían a los más activos sindicalistas (Manuel Sancho, Clemente Mangado, Cristóbal Albadetrecu, Francisco Ascaso...) se unieron para crear un nuevo grupo que conservó el nombre de "Los Justicieros". El objetivo era crear una organización fuerte para enfrentarse al pujante pistolerismo patronal, organizado a imagen y semejanza del barcelonés. Es muy probable que en esta época, a finales de 1920, Torres Escartín viviese a caballo entre Zaragoza y Barcelona, donde entró a trabajar como repostero en el Hotel Ritz el 20 de octubre.

    La existencia de Rafael Liberato Torres Escartín, «un sentimental rayando en lo infantil1», un hombre que en la mayoría de fotografías que de él conocemos aparece encadenado, que pasó prácticamente la mitad de su vida entre cárceles y manicomios, y que murió fusilado por las tropas de Franco, comenzó en la casa cuartel de la Guardia Civil de Bailo (Huesca), el 20 de diciembre de 1901.

    Su padre, Pedro Torres Marco, allí destinado, era natural de Bolea, y su madre, Orencia Escartín Villacampa, de Biescas. Un hermano de Torres Escartín, Benito, fue encausado con motivo de la huelga que en 1932 paralizó las fábricas de Sabiñánigo en demanda de mejores condiciones laborales. Las acusaciones contra él y nueve trabajadores más fueron por los delitos de incendio, explosión y tenencia ilegal de armas y explosivos, con petición fiscal de una pena de 34 años de cárcel para cada uno. Defendidos por el famoso abogado Eduardo Barriobero, salieron en libertad. Otro hermano, Fidel, que residía con sus padres en Ayerbe fue fusilado en Huesca el 23 de agosto de 1936; bastó que tuviera los mismos apellidos que el conocido militante anarquista para ser condenado por los militarres sublevados.

    En cuanto a Rafael, marchó a estudiar a Huesca, donde Ramón Acín lo inició en los principios del anarquismo2. Pronto abandonó los libros para trabajar como pastelero; atraído por el agitado ambiente social de Zaragoza, se desplaza a la capital, donde ya en 1919 milita en el Sindicato de la Alimentación y sigue con su oficio en casa Zorraquino y otras pastelerías de la ciudad. No descuida Rafael su formación libertaria ni la propaganda activa, como muestra el siguiente testimonio, que a pesar de la ausencia de referencias cronológicas, hay que situar en esta época: «Máximo empezó a leer los grandes pensadores franceses, rusos y otros. El primero fue Los Miserables de Víctor Hugo, que le prestó el conocido militante Escartín, éste que conocía a su tutor y a la demás familia, toda de derechas fanáticas le dijo:

    -¿No serás tú como tu familia? Máximo le contestó: Jamás -¡Pues toma, lee!. Y le dio a leer Los Miserables3».

    Las actividades de los militantes zaragozanos se basaban en acciones llevadas a cabo en el seno de "grupos de afinidad", dos de los cuales "Voluntad" y "Los Justicieros", que reunían a los más activos sindicalistas (Manuel Sancho, Clemente Mangado, Cristóbal Albadetrecu, Francisco Ascaso...) se unieron para crear un nuevo grupo que conservó el nombre de "Los Justicieros". El objetivo era crear una organización fuerte para enfrentarse al pujante pistolerismo patronal, organizado a imagen y semejanza del barcelonés. Es muy probable que en esta época, a finales de 1920, Torres Escartín viviese a caballo entre Zaragoza y Barcelona, donde entró a trabajar como repostero en el Hotel Ritz el 20 de octubre.

    La existencia de Rafael Liberato Torres Escartín, «un sentimental rayando en lo infantil1», un hombre que en la mayoría de fotografías que de él conocemos aparece encadenado, que pasó prácticamente la mitad de su vida entre cárceles y manicomios, y que murió fusilado por las tropas de Franco, comenzó en la casa cuartel de la Guardia Civil de Bailo (Huesca), el 20 de diciembre de 1901.

    Su padre, Pedro Torres Marco, allí destinado, era natural de Bolea, y su madre, Orencia Escartín Villacampa, de Biescas. Un hermano de Torres Escartín, Benito, fue encausado con motivo de la huelga que en 1932 paralizó las fábricas de Sabiñánigo en demanda de mejores condiciones laborales. Las acusaciones contra él y nueve trabajadores más fueron por los delitos de incendio, explosión y tenencia ilegal de armas y explosivos, con petición fiscal de una pena de 34 años de cárcel para cada uno. Defendidos por el famoso abogado Eduardo Barriobero, salieron en libertad. Otro hermano, Fidel, que residía con sus padres en Ayerbe fue fusilado en Huesca el 23 de agosto de 1936; bastó que tuviera los mismos apellidos que el conocido militante anarquista para ser condenado por los militarres sublevados.

    En cuanto a Rafael, marchó a estudiar a Huesca, donde Ramón Acín lo inició en los principios del anarquismo2. Pronto abandonó los libros para trabajar como pastelero; atraído por el agitado ambiente social de Zaragoza, se desplaza a la capital, donde ya en 1919 milita en el Sindicato de la Alimentación y sigue con su oficio en casa Zorraquino y otras pastelerías de la ciudad. No descuida Rafael su formación libertaria ni la propaganda activa, como muestra el siguiente testimonio, que a pesar de la ausencia de referencias cronológicas, hay que situar en esta época: «Máximo empezó a leer los grandes pensadores franceses, rusos y otros. El primero fue Los Miserables de Víctor Hugo, que le prestó el conocido militante Escartín, éste que conocía a su tutor y a la demás familia, toda de derechas fanáticas le dijo:

    -¿No serás tú como tu familia? Máximo le contestó: Jamás -¡Pues toma, lee!. Y le dio a leer Los Miserables3».

    Las actividades de los militantes zaragozanos se basaban en acciones llevadas a cabo en el seno de "grupos de afinidad", dos de los cuales "Voluntad" y "Los Justicieros", que reunían a los más activos sindicalistas (Manuel Sancho, Clemente Mangado, Cristóbal Albadetrecu, Francisco Ascaso...) se unieron para crear un nuevo grupo que conservó el nombre de "Los Justicieros". El objetivo era crear una organización fuerte para enfrentarse al pujante pistolerismo patronal, organizado a imagen y semejanza del barcelonés. Es muy probable que en esta época, a finales de 1920, Torres Escartín viviese a caballo entre Zaragoza y Barcelona, donde entró a trabajar como repostero en el Hotel Ritz el 20 de octubre.


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