En la loza vidriada mudéjar producida en Aragón destacan tres series cerámicas: la verde-morada, la azul y el reflejo metálico, que fueron apareciendo sucesivamente y se trazaron siempre sobre una cubierta blanca de barniz de estaño. Esta cerámica se desarrolló entre el siglo XIII y los inicios del siglo XVII (1610, fecha de la expulsión de los moriscos) y puede calificarse como mudéjar, no sólo por haber sido obrada mayoritariamente por alfareros de esta condición, sino sobre todo por continuar unas técnicas y estética propiamente islámicas, pues éste es el origen de sus sistemas de trabajo y de la concepción ornamental bajo la que se interpretó cualquier vocabulario decorativo.
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