En los últimos años, los riesgos cardiovasculares se han venido a sumar a los riesgos conocidos de los anti-inflamatorios no esteroideos (AINE).
La diferente funcionalidad de las dos isoformas de la ciclooxigenasa (COX-1 y COX-2), permitió concebir y desarrollar medicamentos con una actuación selectiva. Sin, embargo, los efectos sobre la COX-2 pueden también ser en buena parte responsables de sus efectos pro-trombóticos.
La evidencia procedente de ensayos clínicos y estudios epidemiológicos indica que los coxibs aumentan hasta el doble el riesgo de infarto agudo de miocardio respecto a placebo. Los AINE tradicionales a dosis elevadas (equivalentes a 150 mg al día de diclofenaco o de 2400 mg al día de ibuprofeno) podrían incrementar el riesgo en niveles similares al promedio de los coxibs. A dosis más bajas, que son las que normalmente se utilizan, ibuprofeno no parece presentar un riesgo cardiovascular relevante. Naproxeno la dosis de 1 gramo al día se asocia a un riesgo inferior al de los coxibs. Aunque el incremento de riesgo relativo parece pequeño, el extenso uso de estos medicamentos y la elevada incidencia basal de las enfermedades cardiovasculares hacen que el número de pacientes potencialmente afectados pueda ser muy grande, convirtiéndolo en un problema relevante de salud pública
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