Tras los combates de mayo-junio de 1940, el Ejército francés dejó sobre el terreno o en los depósitos un gran número de ingenios blindados que, tras su reparación, pudieron ser empleados por los alemanes. Los materiales más dañados eran canibalizados y las piezas todavía utilizables formaban un stock impresionante de piezas de recambio. Los vehículos menos dañados eran, o puestos en servicio por el Baukommando, o completamente transformados según necesidades.
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