El desarrollo de las Neurociencias en la España del primer tercio del siglo XX tuvo un fuerte componente histológico y patológico. La obra de Santiago Ramón y Cajal y de Luis Simarro se continuó en la labor investigadora de algunos discípulos relevantes: Nicolás Achúcarro, Gonzalo Rodríguez Lafora, Fernando de Castro, etc. Algunos de ellos tuvieron que compatibilizar ocupaciones diversas, incluso el ejercicio profesional de la psiquiatría, antes de obtener un modesto ¿pero estable¿ puesto de investigación. A pesar de algunos desajustes en el desarrollo institucional de los centros y los avatares biográficos personales, la Junta para Ampliación de Estudios se constituyó en en la gran institución que amparó la formación internacional de los investigadores y les dotó de un marco en que desarrollar su trabajo.
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