En este trabajo he tratado de aproximarme al S.C.T .español dentro del contexto privatizador, incluso cuando se trate de una empresa de producción de ciencia básica, con una referencia específica a la propiedad intelectual y en un horizonte que contempla la R.S.C. La primera constatación es que este sistema apenas ha cambiado nada en los últimos diez años y exhibe los mismos cuellos de botella que se localizan precisamente en cuestiones de propiedad. No es de extrañar por lo tanto que el diagnóstico sobre la aportación de las grandes empresas no sea muy halagüeño. Creo que no es exagerado afirmar que no han sabido aprovechar las posibilidades que les ofrece su poder de mercado, posiblemente porque no han tenido necesidad de hacerlo. Pero esta falta de experiencia hace dudosa su inmediata aportación a la modificación del sistema.
La innovación es hoy crucial. En un mundo globalizado, en efecto, la división internacional del trabajo no es la consecuencia de costes salariales relativos; sino más bien de la calidad diferencial del producto y/o del diferencial en productividad. En la sociedad del conocimiento esos diferenciales radican en la cantidad de ciencia y tecnología aplicada en su creación, es decir en la cantidad de inteligencia incorporada.
Y la reducción en el coste de la incorporación de esa inteligencia depende de la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que, a su vez, son objeto de una innovación continua.
Hablar hoy de innovación es hablar de una cadena de ciencia, tecnología y mercado que hace de esa innovación algo que va más allá del progreso tecnológico (del que la ciencia económica se ha hecho eco desde hace tiempo) y que ha adquirido independencia conceptual y tratamiento sistemático a partir del trabajo de Paul Romer relativo al crecimiento endógeno. Este concepto y este tratamiento recientes se reflejan en la consideración específica de un sistema de ciencia y tecnología (S.C.T.), en parte público y en parte privado, a través del cual la ciencia y la tecnología primero se crean y luego transitan hacia el mercado. Un sistema en el que las empresas privadas juegan un papel crucial para lograr el aumento de productividad que se persigue.
El discurso sobre innovación es ya muy extenso, muy rico en ideas y abundante en referencias empíricas. La singularidad del presente tratamiento es que la innovación es contemplada en el contexto de la privatización de la ciencia, o de la empresa de base científica, con referencia específica a la propiedad intelectual y en el horizonte de la responsabilidad social corporativa (R.S.C.). Este alejamiento relativo de tratamientos más convencionales está justificado por su capacidad para acomodar de una manera muy natural el análisis de la aportación de las grandes empresas a través de la opinión de altos responsables de algunas de ellas.
Estas opiniones aparecerán claramente subrayadas a lo largo de todo el texto que, comenzando con unos comentarios introductorios, presta luego atención a los S.C.T.
enfatizando la posibilidad de una ciencia privatizada que, en buena parte, podría ser hecha por unas empresas, relativamente grandes, que tienen capacidad tractora y/o de absorción y en cuya aportación a la innovación puede, finalmente, jugar un papel importante la propiedad intelectual y la R.S.C.
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