El trabajo de la enfermera, igual que en otros, ha sido mayoritariamente femenino y por lo tanto escasamente reconocido a nivel social. Sus integrantes han luchado por ejercer un papel activo y no tan subordinado. Si nos damos cuenta, la historia de la profesión enfermera corre paralela a la historia de las mujeres. Tanto a las mujeres como a las enfermeras se les ha dado escaso valor y reconocimiento en la sociedad y se les ha atribuido aquellas características que se consideraban "femeninas" (sumisión, pasividad, emotividad). La transformación de sus vidas requiere nuevos recursos que les permitan afrontar la incertidumbre y los temores. Una adecuada redistribución de los roles familiares que delimite las tareas a los diferentes miembros de la familia disminuiría la tensión en la mujer.
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