El procedimiento del sondaje vesical consiste en la introducción de un catéter, a través del meato uretral, hasta la vejiga con el objetivo de establecer una vía de drenaje, ya sea temporal o permanente, hasta el exterior. Está indicado en caso de precisar control estricto de la diuresis, lavados por sangrado o cirugía vesical, para la recogida de muestras, como vía para el vaciado vesical en caso de retención urinaria y la cateterización con fines diagnósticos. Se trata de un procedimiento invasivo frecuente en el medio hospitalario, con una incidencia entre 10-15% y está definido como la causa más prevalente de las infecciones nosocomiales. La práctica de protocolos para inserción y mantenimiento de la sonda vesical resulta fundamental para evitar complicaciones y reducir al máximo el riesgo de infección del tracto urinario (ITU) consecuente de la cateterización vesical.
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