Desde la aparición de los primeros casos de SIDA, la identificación del VIH como agente causal y la gran extensión por todo el mundo, constituyendo una pandemia, se ha investigado mucho para frenar la progresión de esta enfermedad. Además de los fármacos existentes, se ha de considerar básica la prevención del contagio. En la consulta de podología, al igual que en cualquier otro ámbito sanitario, se ha de tener en cuenta el riesgo de transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana. No hay estudios específicos, pero existen un conjunto de recomendaciones aplicables en este sentido. El hecho de que en el trabajo se utilicen instrumentos punzantes o cortantes que entran en contacto con la superficie corporal de las personas, conlleva la posibilidad de transmisión de gérmenes. Medidas preventivas generales serían el lavado frecuente de las manos, el uso de guantes y la desinfección de los utensilios no desechables.
Otras medidas más específicas serían la utilización de material de un solo uso para aquellos instrumentos que penetran o atraviesan la piel o los métodos de desinfección (soluciones acuosos de hipoclorito de sodio, glutaraldehído) y esterilización (autoclave, ebullición) en los no desechables, así como la limpieza de los materiales manchados con sangre. En el caso de un pinchazo accidental se aconseja seguir unas normas de lavado y desinfección locales y, lo que es muy importante, una valoración médica en menos de una hora para decidir la instauración de medicación antirretroviral.
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