Vista desde arriba, Lübeck parece una almendra. Nada escapa a la casualidad. La ciudad hanseática encierra varios tesoros en su casco antiguo. Uno es el mazapán de Niederegger, la confitería que desde 1806 arrebató a las boticas alemanas el privilegio de confeccionar el pan oriental de almendra y azúcar, un bocado energético, afrodisíaco, y, por ser un placer, parte de la literatura. Su consistencia mórbida se describe en "Las mil y una noches", y en Lübeck han redondeado este manjar de cuento cubriéndolo de una fina capa de chocolate amargo.
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