En la última década ha ido creciendo el número de quienes, a ambos lados del Atlántico, han acusado a los medios de comunicación del aumento de la pasividad del público, de su desinformación sobre cuestiones políticas y de su desconfianza hacia el gobierno. Esta idea ha pasado a ser una ortodoxia incuestionada en la literatura de divulgación en los Estados Unidos. Un punto de vista relacionado con esta idea, y más común en Europa, considera que el desarrollo del marketing político profesional por parte de los partidos, incluyendo la combinación de estrategias mediáticas, publicidad e investigación de mercados, también ha contribuido al cinismo político de los ciudadanos. Pero, ¿es correcta esta opinión convencional? Este artículo, basado en el examen sistemático del papel de las comunicaciones políticas en las sociedades post-industriales, argumenta que el proceso de comunicación política que realizan los medios y los partidos no es responsable de la pasividad cívica. La primera parte resume los supuestos principales que manejan las diferentes teorías sobre el papel nocivo de los medios de comunicación. La segunda parte estudia algunas de las tendencias estructurales en el sector de la información que son consideradas como la fuente de los efectos negativos de los medios. La tercera parte examina empíricamente el impacto del consumo de medios sobre ciertos indicadores de compromiso cívico. Finalmente, en la conclusión se desarrolla una teoría sobre la existencia de un ¿círculo virtuoso¿ para explicar la pauta que se ha encontrado. En lugar de acusar erróneamente al ¿mensajero¿, esta investigación concluye que es preciso comprender y afrontar defectos que están profundamente enraizados en los sistemas de gobierno representativo.
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