La figura de San Braulio, Obispo de Cesaraugusta/Zaragoza de 631 a 651, es una de las figuras más fecundas de todo el siglo VII en la Hispania visigoda. Humanista de formación y eclesiástico de vocación, Braulio expone una doctrina interesante en sus epístolas consolatorias, dirigidas a familiares y amigos de su confianza que han perdido a seres queridos. La intención del autor, expresada en un latín ágil, directo y sin purismos sintácticos, es contactar directamente con el dolor físico y moral de los deudos ejerciendo una didascalia cristiana que, por una parte, se apoya en los Libros Sapienciales del AT adecuados a cada caso y, por otra, está en perfecta armonía con la doctrina oficial de la Iglesia hispana de estos años, ratificada en los Concilios de Toledo, especialmente en el IV al que el propio Obispo asiste. La comparación entre el contenido de algunos cánones y las recomendaciones consolatorias del Obispo cesaraugustano evidencia que, aun siempre dentro del "ecumenismo", adopta una postura flexible, de racional modernidad para su época.
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