Pese a su fracasada política internacional, Bush está convencido de que la historia reivindicará la certeza de su ¿visión¿. La reunión de Annapolis entre israelíes y palestinos se anticipa como un ejemplo de todos sus errores en Oriente Próximo. Más allá de las buenas palabras, ¿hasta dónde podrá ir el presidente y el Congreso, fuertemente influido por los lobbies sionistas, los evangelistas y una opinión pública condicionada desde hace años a la defensa a ultranza de Israel?
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