La línea del AVE Madrid-Barcelona que se inaugurará próximamente tendrá una parada obligada en Lleida. Desde su atalaya sobre las fértiles llanuras bañadas por el Segre, esta ciudad siempre ha sido un punto de encuentro entre el litoral mediterráneo y la meseta, y una puerta de acceso a los Pirineos. Esa es la razón de que íberos, romanos, árabes y cristianos hayan dejado en ella su huella imborrable.
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