Las acciones que un sujeto lleva a cabo no son independientes; sus acciones conforman sus hábitos. A través de su acción el sujeto hace realidad sus deseos y define el contexto de sus decisiones y compromisos. Al ordenar su experiencia y prever los efectos de sus acciones evita ceder a un impulso que luego le reste libertad. Caer en la tentación de una recompensa inmediata, renunciando a una mayor en el futuro, depende de su habilidad para sobreponerse a la frustración, postergar recompensas, e imponer su libertad de acción conjurando las amenazas que representan ceder a la tentación, la provocación, la corrupción de su voluntad, o la adicción. En este trabajo se estudia cómo el éxito de un sujeto en el control de su conducta depende de su experiencia y de su interacción con otros, de cómo otros castigan y recompensan sus acciones. Se concluye que los discursos y políticas sociales no están contribuyendo a ello al no modificar las condiciones de la experiencia del sujeto; las carencias se suplen con discursos que promueven la decepción social y retóricas políticas de base nominalista..
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