Desde la perspectiva del Platón de la República, la aspiración a la autosuficiencia racional implica moderar los elementos psicológicos de carácter irracional. El tirano es un hombre en cuya alma los elementos irracionales gobiernan soberanamente sobre las otras partes. El estado cognitivo de este agente es un estado opuesto a la razón. Los placeres que atraviesan a este hombre y las creencias sobre los que éstos se construyen, al apuntar hacia lo mudable y perecedero, nunca podrán ser verdaderos. El tirano yerra porque no conoce. La parte racional de su alma está desviada, no se dirige hacia lo verdadero.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados