En este trabajo se examina el proceso de reemplazo de la PAA por la PSU, advirtiéndose que esta última fue elaborada en un período demasiado breve para su debido desarrollo y validación. Por otro lado, la evidencia indica que, contrariamente a lo planteado por quienes promovían su implantación, las nuevas pruebas no se han traducido en mayor equidad en el ingreso a la universidad. Ello se explicaría porque los estudiantes provenientes de los sectores más desventajados no han contado con la preparación necesaria para responder a los mayores niveles de dificultad de las nuevas pruebas de admisión.
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