El artículo sostiene que el gobierno de Estados Unidos, incitado por el poderoso lobby petrolero, impulsa un mercado energético integrado a través de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. El objetivo es garantizar la seguridad energética estadounidense flexibilizando la normativa en México, donde la Constitución establece la propiedad estatal del petróleo. Para ello, Washington se apoya en la extraordinaria concentración de poder en la Presidencia luego del 11 de septiembre, fenómeno que ha contagiado a sus vecinos. Aquí se sostiene que este esquema es profundamente asimétrico y que, al consolidar la dependencia petrolera del principal consumidor del mundo, propicia una tendencia perezosa en la incorporación de nuevas fuentes de energía.
This article argues that the United States¿ government, at the behest of the powerful oil lobby, is promoting an integrated energy market by way of the Alliance for the Security and Prosperity of North America. The aim is to guarantee energy security for the United States by making the Mexican norms, amongst them the constitutional prevision that the oil industry is property of the State, more flexible. To this end, Washington is taking advantage of the extraordinary concentration of power in the presidency since September 11, a tendency that has been aped by its neighbors. The author concludes that the scheme is profoundly asymmetrical and that, by consolidating Mexico¿s oil dependency on the world¿s main consumer, discourages the incorporation of new sources of energy
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