Hoy día, las marcas se asocian con las empresas y los productos que fabrican y, aunque las marcas siguen proporcionando una garantía de calidad, también presentan otra dimensión: expresan un conjunto de valores con los que los clientes se identifican. Sin embargo, ¿la creación de una marca funciona para la mayoría de las personas? ¿Es una forma legítima de identificarse con los clientes potenciales y diferenciarse de la competencia?
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