Las condiciones laborales ambientales como la temperatura o la humedad pueden suponer un riesgo para la salud en situaciones extremas o de prolongada exposición. Las consecuencias pueden ser directas e inmediatas -hipotermia o golpes de calor-, o a más largo plazo. Así, la exposición prolongada al sol provoca cáncer de piel, una iluminación inadecuada puede causar daños oculares, y los ambientes ruidosos originan daños auditivos. Además, una temperatura excesivamente alta o baja, o un ruido extremadamente elevado pueden incidir en descuidos y ocasionar accidentes laborales. En general, unas malas condiciones ambientales pueden constituir una fuente de incomodidad que influye negativamente en la salud de los trabajadores y deben ser objeto de una intervención por parte de la empresa.
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