Según la autora de este trabajo, los actos siniestros perpetrados por cuerpos convertidos en arma no están vinculados con ningún contenido religioso según el cual, por decirlo de este modo, una liberación de la prisión del cuerpo impuro, o de la comunidad religiosa frente al menosprecio de Otro, conlleven una autoaniquilación con la exigencia simultánea de aniquilar a miles de civiles. Como Benhabib mencionó en otra parte con relación a la hermenéutica, la comprensión religiosa no tiene por qué dejar de implicar «comprensión que es también interpretación y una �fusión de horizontes�, un diálogo a través del tiempo, las generaciones y perspectivas» y esto nos lleva a concluir que las orientaciones valorativas (de corte religioso) de la acción no se pueden encerrar en sí mismas sin proceder a la autocrítica de sus propios fundamentos. Para Benhabib, el problema no es tanto creer en algo, sino cómo creemos en algo. Los fundamentalistas que destruyen las Torres Gemelas tienen objetivos muy profanos, como cualquier otro actor político, enmascarados de retórica religiosa. Son nihilistas en los fines, pero radicales fundamentalistas en los medios.
According to the author of this paper, the sinister acts perpetrated by bodies transformed in weapons are not linked with any religious meaning according to which the liberation from the polluted body prison or from the religious community facing the undervaluation or disrespect of the other could drive towards a self-killing and the mass killing of innocent civilians. The fundamentalist who destroyed the Twin Towers have very unholy goals, as any other political actor struggling in the political arena, masked and hide behind the religious rhetoric. They are nihilistic subjects considering the ends they pursue but fundamentalist radicals considering the media they use to fulfil such ends.
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