Actualmente, el terrorismo relacionado con al-Qaeda en Irak mata y hiere sobre todo a iraquíes, muchos de ellos chiíes pero también suníes. No más de una cuarta parte de sus blancos y víctimas serían estadounidenses. La estrategia de los grupos y organizaciones que practican ese terrorismo yihadista parece estar menos basada en hacer frente al contingente militar norteamericano desplegado por el país que en imponer su propio dominio sobre buena parte del territorio iraquí, fomentando la confrontación sectaria y ejerciendo control social. Se trata de un terrorismo más bien convencional en su modus operandi pero extraordinariamente frecuente, que al mes ocasiona entre 900 y 1.400 muertes. Acontece en provincias del país que, pese a su composición etnorreligiosa mixta, concentran a la mayor parte de la población árabe suní y donde el Estado Islámico de Iraq, instaurado por la extensión de al-Qaeda en dicho país, se presenta como alternativa a las autoridades oficiales. Estas realidades suscitan inquietud ante una eventual retirada de la fuerza multinacional que invadió el país hace más de cuatro años.
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