La prevalencia de infección tuberculosa varía de unos países a otros, siendo la estimada en adultos en España del 25%. La técnica habitual para su diagnóstico, pese a su antigüedad, es la tuberculina. Todavía hoy, esta prueba continúa estando vigente en la mayoría de los países. En los últimos años se han desarrollado dos métodos de inmunodiagnóstico que, a través de la cuantificación in vitro del interferón-g liberado por los linfocitos T sensibilizados, nos permiten diagnosticar en un laboratorio la infección obviando todos los problemas derivados de la administración de la tuberculina. En los estudios de contactos realizados se ha visto que estas técnicas se correlacionan mejor con el grado y duración de la exposición a Mycobacterium tuberculosis y que la vacunación previa con BCG no interfiere en sus resultados lo que sin duda alguna redundará en una reducción del número de quimioprofilaxis innecesarias.
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