Alberto Cambrosio, Michael Keating, Pascale Bourret
La evolución de la medicina occidental desde la Segunda Guerra Mundial ha resultado en la emergencia de nuevas prácticas basadas en la interacción directa entre biología y medicina. El realineamiento de la biología y medicina de la posguerra ha sido acompañada de la emergencia de un nuevo tipo de objetividad, objetividad regulatoria, que ha sido sustentada sobre el recurso a la producción colectiva de la evidencia. A diferencia de las formas de objetividad que emergieron en épocas tempranas, la objetividad regulatoria repercute de manera consistente en la producción de convenciones, algunas veces tácitas y sin intencionalidad, pero frecuentemente arriba a través de programas concertados de acción. Las convenciones producidas por la objetividad regulatoria crean las condiciones para una objetividad clínica, que confía en la existencia de entidades y protocolos creados y mantenidos fuera del encuentro íntimo en tre doctor y paciente. Estableciendo formas endógenas de regulación, la objetividad reguladora funciona en un plano y en un modo diferente de aquellos sugeridos por los analistas que tratan toda la regulación como una forma de racionalización impuesta sobre la medicina de fuera.
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