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Resumen de La Guardia Civil ante el 18 de julio, corazón partido

Alejandro Vargas González

  • La actitud de la benemérita ante la sublevación determinó en casi todos los casos su triunfo o su fracaso. Alejandro vargas González estudia, zona por zona, la decisión adoptada por las diversas comandancias y su influencia en la adscripción de cada provincia a la legalidad republicana o al levantamiento militar. El mapa de la división de España en julio de 1936 coincide casi exactamente con el de la rebelión dentro de la Guardia Civil. La actitud de las guarniciones militares fue fundamental; sin embargo, en la mayoría de casos, el Alzamiento triunfó allí donde se sublevó la Benemérita y donde no lo hizo o se mantuvo en una actitud ambigua, se impuso el Gobierno.

    Fundada en 1844, la Guardia Civil, se desarrolló paralelamente a la implantación en España de un régimen político liberal, conservador y centralizado. Sustituyó al Ejército en sus funciones de control del orden público y realizó una progresiva ocupación militar del territorio, que iba desde el nivel regional (Tercio) hasta el municipal (Puesto), con lo que su presencia llegó a las poblaciones más apartadas. Se convirtió en el brazo armado del Estado. De ahí la enorme importancia que tuvo su actitud en los primeros momentos del conflicto de 1936.

    Los efectivos del instituto armado quedaron repartidos de forma prácticamente igual entre ambos bandos; si bien, esta igualdad escondía una realidad muy diferente en una y otra zona. En el lado republicano, reinó desde el principio una gran confusión. De hecho, la Guardia Civil perdió en pocas horas el control del orden público. La decisión del Gobierno de armar a las organizaciones obreras fue decisiva. Muchas unidades se hallaban dispersas y algunas aprovecharon la primera oportunidad para pasar a zona nacional y la lealtad de numerosos mandos obedeció en muchos casos a las circunstancias. En general, la oficialidad era conservadora y simpatizaba con los objetivos de la rebelión, pero la lealtad de algunos propició la fidelidad de comandancias decisivas: Madrid, Barcelona y Bilbao.

    Todo lo contrario sucedió en el llamado bando nacional, donde las tropas mantuvieron intactas su unidad y disciplina, constituyendo desde el primer día una experimentada fuerza militar. Su adhesión a la causa rebelde era absoluta y sin fisuras.

    Alejandro Vargas, historiador, detalla en este número la actitud de la Benemérita ante la sublevación y explica cómo las restantes fuerzas policiales, Carabineros y Guardia de Asalto, jugaron un papel inferior, con menos efectivos y menor implantación territorial.


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