Actualmente las empresas glorifican al ejecutivo con semanas laborales de 100 horas, al guerrero del camino que vive con una maleta mientras atraviesa husos horarios y al negociador que toma un vuelo nocturno para llegar a una reunión a las 8 a.m. Pero para el Dr. Charles A. Czeisler, Baldino Professor of Sleep Medicine en Harvard Medical School, esta clase de conducta corporativa es la antítesis del alto desempeño. De hecho, dice, pone en peligro tanto a los empleados como a sus empresas.
En esta entrevista, Czeisler describe cuatro funciones neurológicas que afectan la duración y la calidad del sueño, así como el desempeño individual. Cuando esas funciones se desalinean a causa de la falta de sueño, las personas operan con un nivel de desempeño muy inferior al que tendrían si descansaran apropiadamente. Czeisler continúa con la observación de que las corporaciones tienen todo tipo de políticas para proteger a sus empleados ¿reglas contra el tabaquismo y el acoso sexual, entre otras¿ pero empuja a su gente al borde de la autodestrucción al esperar que trabajen demasiado duro, durante demasiadas horas y con muy poco tiempo para dormir. Los efectos negativos en la cognición, dice Czeisler, pueden ser similares a los de beber demasiado alcohol: ¿Ahora sabemos que pasar 24 horas sin dormir o una semana durmiendo cuatro o cinco horas por noche produce una deficiencia que equivale a un nivel de alcohol en la sangre de 0,1%. Nunca diríamos: ¿¡Éste es un gran trabajador! ¡Está borracho todo el tiempo!¿, pero seguimos felicitando a las personas que sacrifican horas de sueño por el trabajo¿.
Czeisler recomienda que las empresas instituyan políticas corporativas para el sueño que desincentiven el trabajo por más de 16 horas consecutivas, así como el trabajar o conducir muy tarde en la noche o después de un vuelo nocturno. Un recuadro de este artículo resume los últimos avances en la investigación del sueño.
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