La atención sanitaria ha pasado en las tres-cinco últimas décadas a tener un impacto apreciable en la salud de las poblaciones gracias a una innovación que, pese a valer más de lo que cuesta, incrementa, no obstante, los costes. Los problemas de sostenibilidad financiera tienen solución siempre que se garantice la disposición social a pagar derivada de una deseabilidad de la atención sanitaria que depende de su contribución al bienestar social. Un gasto sanitario, efectivo en promedio, se presenta asociado con un despilfarro abundante: más gasto no siempre merece la pena, existe un abismo entre eficacia y efectividad y las actuaciones sobre la salud desde fuera del sector sanitario pueden ser claramente más eficientes. Se finaliza con los cambios que el análisis del desempeño y deseabilidad del sistema sanitario español sugiere
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