En este artículo se defiende la hipótesis de que los movimientos juveniles de protesta pueden ser potencialmente adaptativos para una juventud caracterizada por su deslocalización social. Para ello se comienza por criticar el reduccionismo metodológico del modelo vigente de joven arribista, que sólo está movido por su busca de ascenso social. Después se postula un modelo pluralista que legitima la disidencia juvenil, a partir de autores como Merton, Hirschman y Mary Douglas, especialmente. Y por último se correlaciona la protesta antisistema con la deslocalización juvenil, a partir de la amortización y la devaluación de sus reservas de capital social.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados