Millán Astray pronunció esta frase el 12 de octubre de 1936, cuandó censuró a Miguel de Unamuno por criticar a los alzados en armas. Tal como muestra este artículo, la victoria de Franco supuso la pérdida de voces culturales tan destacadas como las de Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca o Miguel Hernández.
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