Fernando Musso Castro, Omer Robles Morales
En el pasado la evaluación del desempeño fue un instrumento indispensable para resolver ascensos en el sector público y aumentos de sueldo en el sector privado; todavía lo es en un gran número de organizaciones. Sin embargo, actualmente el proceso no se aplica y está suprimido «de facto» en instituciones públicas y aun mas, se escuchan voces que proponen su total abolición.
Lo dicho anteriormente basta para describir el carácter controversial del contexto en el cual los autores presentan y desenvuelven estas «reflexiones» sobre el tema. Tal tipo de contexto obliga a adoptar una posición y los autores lo hacen, sin la pretensión de liquidar la controversia.
La proposición de los autores se sitúa en el ámbito de la «administración estratégica», la cual, como se sabe, persigue involucrar a los actores organizacionales de todos los niveles y no sólo a la «cúspide estratégica», en la responsabilidad por la materialización de objetivos de diferentes plazos y grados de complejidad. Para estimular el compromiso y para reconocer la «excelencia» de dichos logros se necesita de la evaluación del desempeño, junto a otros procesos.
En lo formal, la proposición asigna la mayor importancia a los quince principios que orientan el diseño y la selección de los instrumentos operativos que debe aportar la administración del personal para facilitar el «debido proceso» de evaluación del desempeño. Dichos principios están también disponibles para evaluar y ajustar el sistema vigente de evaluación del desempeño.
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