El uso de técnicas de neuroimagen en el ictus isquémico agudo

• Autores: R. Rodríguez Romero, C. Monreal Rodríguez
• Localización: Medicine: Programa de Formación Médica Continuada Acreditado, ISSN 0304-5412, Serie 9, Nº. 73, 2007 (Ejemplar dedicado a: Enfermedades del sistema nervioso (IV)), págs. 4689-4696
• Idioma: español
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• Resumen

  • PUNTOS CLAVE TC sin contrastre iv. La tomografía computarizada (TC) sin contraste es la técnica de imagen obtenida de forma rutinaria en la mayor parte de los centros, previa a la decisión de realizar trombólisis por vía intravenosa.

    A pesar de la disponibilidad del tratamiento trombolítico sólo una pequeña proporción de pacientes con ictus isquémico agudo son tratados mediante trombolisis, fundamentalmente por la ventana de tiempo limitada que existe para su uso.

    Penumbra isquémica. El ictus isquémico produce una reducción severa del flujo sanguíneo cerebral que conduce a la muerte celular. En el núcleo del infarto el tejido sufre rápidamente una lesión irreversible, pero las áreas periféricas son parcialmente irrigadas por circulación colateral y contienen tejido funcionalmente inactivo que puede ser salvado si se produce la reperfusión antes de que aparezca daño celular irreversible. Esta región es denominada "penumbra isquémica".

    RM de difusión. La mejor técnica de neuroimagen para identificar de manera precoz el núcleo del infarto es la resonancia magnética (RM) de difusión. La alteración de la vascularización tisular puede ser demostrada con TC o RM de perfusión. La diferencia entre el núcleo de infarto y la extensión de la alteración de la perfusión constituye desde un punto de vista práctico la "penumbra isquémica".

    Evidencias recientes sugieren que diversas técnicas de neuroimagen pueden guiar con éxito el tratamiento más allá de la ventana de tres horas. La decisión de tratar se basa en la demostración de la existencia de penumbra isquémica, usando RM de difusión/perfusión. La TC de perfusión puede emplearse como técnica alternativa.

    Angio-TC y angio-RM. La angio-TC y la angio-RM pueden identificar la presencia y localización de la oclusión, lo que puede tener implicaciones sustanciales para el manejo de los pacientes.