Durante la gestación no es infrecuente encontrarnos frente a lesiones cutáneas de diversa indole, eritemas, pápulas, erupciones, y síntomas inespecíficos como el prurito. En muchas ocasiones nos es difícil realizar una orientación diagnóstica, dar una explicación adecuada a nuestras pacientes o remitirla, si el caso lo requiere, a un dermatólogo ante la sospecha de un proceso no banal.
En esta revisión haremos mención a los cambios fisiológicos que se pueden producir a nivel cutáneo a lo largo de la gestación, pues en algunas ocasiones plantean alguno de los problemas citados, ya sea por su localización, aspecto o diagnóstico diferencial con procesos no fisiológicos, y si es necesario tratarlos y cual es su pronóstico.
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