En la Nueva España se fundaron formalmente tres consulados, el de México en 1592 y los de Veracruz y Guadalajara en 1795, pero éstas no fueron las únicas regiones cuyo comercio se desarrollo y trataron de tener consulados propios. Por lo menos otros dos sitios lo intentaron: Puebla que prácticamente lo consiguió en 1821, aunque le faltó la sanción de una autoridad gubernativa legítima, y la península de Yucatán, que a pesar de su perseverancia no lo consiguió. De sus historias trata este trabajo
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