El artículo analiza la deuda de Gracián respecto a la tradición pictórica y, en particular, respecto al concetto pictórico -nacido de la confrontación entre pintura y escultura- de traza del pintor veneciano Giorgione (1477/78-1510). La treta de Gracián es la utilización literaria de la anamorfosis cilíndrica mediante una inversión del sistema de la traza en la dedicatoria de la tercera parte de El Criticón. El uso que Gracián hace de la traza permite una triple interpretación (noética, ética y estética) para releer el sentido definitivo de El Criticón que queda relegado más allá de la escritura.
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