Dante J. Morán Zenteno, Mariano Cerca, J. Duncan Keppie
Los avances recientes en el conocimiento de la estructura y la estratigrafía cenozoicas del sur de México revelan una evolución caracterizada por eventos de deformación orogénica iniciados en el Cretácico Tardío, seguidos por episodios de truncamiento de la margen continental y extinción gradual del magmatismo de arco en la Sierra Madre del Sur, antes del desarrollo del Faja Volcánica Transmexicana. La deformación orogénica que se inició en el Cretácico Tardío es contemporánea y de orientación similar a la orogenia Laramide. Se caracteriza por un acortamiento E-W con vergencia al este y una migración de la deformación también hacia el este. Los modelos que relacionan el origen de la deformación laramídica a la disminución en el ángulo de subducción de la placa de Farallón no pueden aplicarse en esta región, en virtud de la presencia de magmatismo de arco en posiciones relativamente cercanas a la paleotrinchera durante el Paleoceno y el Eoceno temprano. La posibilidad de que esta deformación se deba a la colisión de un arco insular en la margen continental occidental no parece ser viable por la ausencia de rasgos o asociaciones petrológicos típicos de una sutura por el cierre de una cuenca oceánica. El patrón de extinción general del magmatismo desde el Cretácico Tardío y Paleoceno en Colima y Jalisco, hasta el Mioceno medio en la parte central y suroriental de Oaxaca, presenta a la luz de los datos geocronológicos recientes, variaciones que rompen con un esquema simple de extinción hacia el ESE. El plutonismo del Maastrichtiano-Paleoceno temprano reconocido en la región del bloque Jalisco y Manzanillo coexistió con un episodio magmático de la misma edad en la parte central de la Sierra Madre del Sur, para el cual se han reportado algunas afi nidades adakíticas. El magmatismo en el intervalo entre el Paleoceno y el Eoceno medio parece estar concentrado en la zona de la Presa del Infi ernillo, aunque existen centros aislados en zonas como Taxco o el oriente del bloque Jalisco. Finalmente, el eje principal del magmatismo entre el Eoceno medio y el Oligoceno, se desarrolló a lo largo de la margen continental actual pero también hubo considerable volcanismo en una franja ubicada a 200 km hacia el interior del continente. En general, los caracteres geoquímicos de este magmatismo indican una baja asimilación de la corteza continental antigua. Para el Eoceno e inicios del Oligoceno se han reconocido dos episodios de fallamiento lateral, principalmente izquierdo, que variaron en tiempo y espacio y que activaron fallas de orientación al NW y N-S sucesivamente. Este último conjunto de fallas parece haber sido activo sólo en el norte de la Sierra Madre del Sur, mientras que el primero siguió activo durante el Oligoceno en la margen continental de Oaxaca. El reconocimiento de estos episodios de deformación sugiere que las direcciones de extensión relacionadas al fallamiento lateral variaron de NNW-SSE a NE-SW, y que localmente activaron fallas normales en discontinuidades preexistentes. Existen todavía problemas fundamentales respecto a la interpretación de los procesos de tectónica de placas que originaron los regímenes de esfuerzos que activaron los diferentes conjuntos de fallas que han sido documentados hasta ahora, así como sobre los factores que causaron los patrones de migración magmática observados. Por una parte, han permanecido inciertos algunos de los argumentos sostenidos para postular la presencia del bloque de Chortis, durante el Cenozoico temprano, frente a la actual margen continental del suroeste de México. Por otro lado, los modelos que explican los desplazamientos restringidos con respecto al bloque Maya y sin una yuxtaposición con la margen SW de México, sugieren más bien un truncamiento continental producido esencialmente por erosión por subducción pero dejan abiertas las causas de la migración magmática observada.
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