La historia del Arte Medieval se ha sustentado convencionalmente en la afirmación de que la iconografía pictórico- escultórica ha abrevado exclusivamente en los textos bíblicos, lo que conlleva a reducir la imagen artística a un testimonio visual del texto, a una mera traslación de la palabra a su representación formal y material para la instrucción de los iletrados, transformándola en una iconografía dogmática. En consecuencia se ha soslayado el valor propio e intínseco de la imágenes, como asimismo la plurifuncionalidad que desempeñaron en la sociedad medieval.
El texto del Commentarius in Apocalypsin de Beato tuvo enorme repercusión en el medio hispánico; en los siglos sucesivos se copió e ilustró profusamente; los treinta y dos códices del siglo IX al XIII, son prueba irrefutable del éxito de la obra.
El presente estudio se abocará a la relación texto - imagen para constatar correlaciones, disimilitudes, presentificaciones autónomas, innovaciones plásticas que implicaron un desafío al sistema lógico imperante. Los iluminadores de Los Beatos, aún dependiendo de los versículos canónicos y de las exigencias del comitente, produjeron un corpus iconógráfico apocalíptico que testimonia una libertad creadora, una calidad artística y un manejo de las formas plástico- cromáticas que consagran a eso Códices como un monumento iconográfico absolutamente excepcional y único en el Arte de la Edad Media
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