Para detectar y analizar correctamente las ¿nuevas amenazas¿ que presenta este siglo XXI, es necesaria una mayor cooperación entre los distintos estados. Debido a su naturaleza la Unión es un marco perfecto para intensificar esta cooperación. Debido a que los requerimientos de la inteligencia no se basan en concepciones políticas abstractas sino en la obligación de los servicios de inteligencia nacionales de satisfacer las necesidades de información de sus políticos, las políticas de inteligencia a nivel europeo de deben de entenderse como un asunto altamente institucionalizado. Estas políticas deberían de ser compatibles con las alianzas y lealtades ya existentes. Es decir no deberían únicamente permitir y desarrollar relaciones especiales, o respetar los intereses de seguridad específicos, también permitir la cooperación en materias de inteligencia cuando fuese posible y necesario.
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