El sector conservero español se encuentra entre los más importantes de Europa, con volúmenes de producción que superan las 600.000 toneladas en el caso del subsector de las conservas vegetales y las 240.000 toneladas en el caso del subsector de conservas de pescado. El sector, cada vez más orientado a la exportación, adopta como estrategia global ofrecer un producto de calidad, diversificar su oferta, especializar sus plantas de fabricación modernizando a su vez sus líneas, y optimizar su logística, habida cuenta que los costes de almacenaje de la materia prima y del producto acabado suponen del orden del 50% de los costes logísticos. Lógicamente, estas tendencias llevan implícita una nítida orientación hacia la concentración empresarial, que se sitúa en el eje de las líneas estratégicas.
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