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Indicadores ambientales para la Estrategia Territorial Europea

  • Autores: Arturo Colina Vuelta, J. Marquínez, Pilar García
  • Localización: Urban, ISSN 1138-0810, Nº. 8, 2003, págs. 63-77
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • En las últimas décadas han sido muchos los ámbitos (economía, sociedad, cultura, agricultura, desarrollo, medio ambiente, evaluación de la calidad) en los que se utilizan indicadores para aportar parámetros fiables que faciliten la evaluación de procesos y fenómenos y la toma de decisiones.

      La proliferación de indicadores surge como respuesta ante la necesidad de simplificar el gran volumen de información científica o técnica que existe sobre los diversos temas. Se convierten así en un instrumento de comunicación entre científicos o técnicos y gestores, planificadores, políticos o sociedad. En la mayor parte de las ocasiones se trata de un intento de simplificar realidades muy complejas como la económica, ambiental o territorial, en las que intervienen numerosos agentes y se desarrollan múltiples procesos de forma simultánea.

      Así pues, un sistema de indicadores eficaz deberá observar un fenómeno en un momento determinado, ofreciendo información sobre él mucho más accesible que la que procede de los niveles científico o técnico. Pero también debe permitir el seguimiento de los procesos o fenómenos que analiza. Por ello, uno de los requisitos más importantes de los indicadores incluidos en un sistema es que sean reproducibles, lo que posibilitará la evaluación temporal de fenómenos y procesos a través del análisis de un reducido conjunto de parámetros que se consideran definitorios de los mismos.

      Los indicadores no son sustitutos de las fuentes de datos tradicionales, sino un desarrollo y una aplicación de las mismas. Lo que sí permiten es utilizar las fuentes de datos para aplicaciones específicas, a veces bastante alejadas de los fines para los que se tomaron. Para la construcción de un sistema de indicadores fiable, resulta imprescindible disponer de buenas fuentes de datos e inventarios, y es en este punto donde mayores dificultades aparecen.

      A la hora de diseñar un sistema de indicadores para aplicaciones territoriales se requieren datos tanto alfanuméricos como espaciales o cartográficos, homogéneos y comparables para todo el ámbito espacial de referencia. Como se puede imaginar, la complicación se incrementa tanto más cuanto mayor y más diverso es este ámbito territorial. Pero además surge aquí el problema de la unidad territorial de referencia, la resolución del sistema de indicadores territoriales. Dependiendo de la unidad espacial seleccionada, podremos manifestar diferencias en unos procesos o no. Si abordamos el análisis tomando como referencia unidades territoriales administrativas de cierta extensión (Estados, Comunidades Autónomas o NUTS 2, siguiendo la nomenclatura europea), indudablemente obtendremos resultados estadísticos, pero difícilmente podremos derivar de ellos conclusiones territoriales válidas. Por el contrario, a medida que incrementamos la resolución de análisis, las fuentes de datos son cada vez más escasas y de más difícil acceso y elaboración.

      Por último, es necesario hacer una breve mención a los Sistemas de Información Geográfica (SIG) como herramientas indispensables en este trabajo, en los que se operan con múltiples variables, para las que es necesario la representación espacial. Sin los SIG resultaría casi imposible enfrentarse al reto que supone la integración de muy diferentes bases de datos y la búsqueda de modelos de representación gráfica que ilustren adecuadamente las opciones y propuestas resultantes.


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