En este artículo se trata del cambio político producido en España desde el modelo liberal revolucionario de 1812 al modelo post-revolucionario, moderado, introducido a la muerte de Fernando VII. España realiza este tránsito al pleno estilo europeo de la época. El modelo de 1812 fue el revolucionario, con separación estricta de poderes, al modo puramente constitucional que había establecido Locke y que había introducido Montesquieu en el Continente. Esta separación estricta de poderes no funcionó en la monarquía, aunque si lo había hecho en la República de los Estados Unidos de Norteamérica, con un Ejecutivo elegible, con la misma legitimidad que el Legislativo. Fue precisamente la diferente legitimidad de los dos poderes en las Monarquías, lo que hizo necesario buscar en el gobierno parlamentario el medio de hacer convivir la vieja institución con el Liberalismo; de ese modo se podría aumentar el poder Ejecutivo sin sufrir de nuevo el peligro del despotismo monárquico. Para ello, se volvió la vista hacía la práctica inglesa, que había convertido a los Secretarios del Rey en un órgano de poder efectivo, el Gabinete, la parte electiva del Ejecutivo que sí se podía fortalecer, puesto que salía del propio Parlamento
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados