Marta Moreno Jiménez, José Javier Aristu Mendioroz, Luis Sierrasesúmaga Ariznavarreta
La radioterapia ha demostrado ser un arma terapéutica eficaz en el tratamiento de tumores pediátricos, si bien requiere unas consideraciones especiales derivadas, fundamentalmente, de los efectos adversos que puede ocasionar y que condicionan en gran medida su empleo en protocolos terapéuticos. En la mayor parte de las ocasiones, los protocolos oncológicos son complejos y requieren la intervención de un equipo multidisciplinar que incluye oncólogos médicos, oncólogos radioterapeutas y cirujanos, con el objetivo principal de mejorar la supervivencia a la vez que se minimiza la toxicidad y se preserva la calidad de vida. En dicho escenario de tratamiento, la población pediátrica es probablemente la que más puede beneficiarse de los importantes avances tecnológicos que se están experimentando en esta disciplina. Las mejoras en los aceleradores lineales, la adquisición de imágenes y la planificación tridimensional del tratamiento permiten incrementar la dosis de irradiación sobre el tejido tumoral y minimizar la dosis recibida por los tejidos sanos circundantes, consiguiéndose con ello mejorar el índice terapéutico.
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