La rehabilitación cardíaca ha demostrado disminuir la morbimortalidad, los costes sanitarios y mejorar la reincorporación al trabajo. Pese a ello sigue existiendo una reducida aplicación de estos programas (poco más del 2 % de los pacientes con infarto de miocardio en España). La tendencia futura es incrementar el número de Unidades para la rehabilitación cardíaca en fase II. Para la correcta planificación de un programa de rehabilitación es imprescindible conocer unos instrumentos mínimos de evaluación. Destacamos la prueba de esfuerzo y la medida adecuada de la calidad de vida relacionada con la salud. La prueba de esfuerzo va a permitir estratificar el riesgo, evaluar la capacidad funcional para la prescripción individualizada de la intensidad de entrenamiento y un seguimiento a corto y medio plazo. Se describen los numerosos cuestionarios de calidad de vida tanto genéricos como específicos, cada uno de ellos aportando una capacidad evaluativa diferente. Los autores recomiendan la combinación de ambos tipos de cuestionarios para una valoración más global del paciente.
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