A partir de los registros judiciales locales, este artículo estudia el modelo de violencia en una pequeña ciudad valenciana orientada, en gran medida, a las actividades agrarias. Se trataba sobre todo de una violencia estructural y cotidiana, que habitualmente no era provocada por delincuentes profesionales, sino por gente común e incluso por miembros del grupo dirigente. El abuso de la fuerza solía producirse desde los poderosos hacia los débiles (de ricos a pobres, de amos a criados, de maridos a mujeres, de cristianos a musulmanes) de manera que estas formas de violencia reafirmaban las jerarquías internas que dividían a la comunidad local
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